Tras algo más de tres años de investigación a caballo entre Valladolid y Bilbao, la investigadora del grupo Degeneración y desarrollo del sistema nervioso ha defendido su tesis con éxito
Desde el principio, Laura Sánchez supo que quería dedicarse a la investigación, pero no tenía claro si trabajando en el laboratorio para una empresa o mediante la realización del doctorado. Su decisión cristalizó durante su periodo en el Máster de Investigación Biomédica y Terapias Avanzadas, donde tuvo la oportunidad de solicitar una beca en el IBGM a través de la que, posteriormente, se convertiría en la directora de su tesis doctoral, la científica Lola Ganfornina. Su interés por el mundo de la investigación en la universidad, donde se sentía cómoda, había crecido a lo largo de ir cumpliendo etapas: las prácticas y sus Trabajos de Fin de Grado (TGF) y Máster (TFM), le llevaron a explorar distintos departamentos y universidades públicas en toda España.
Laura Sánchez, junto a su directora y el tribunal de tesis
Originaria de Albacete y con un grado en Biotecnología por la Universidad de Oviedo, la investigadora recaló en Valladolid por su interés en realizar el máster del IBGM. Posteriormente, una vez dio el paso de realizar el doctorado, este le llevó a estar a mitad de camino entre pucela y Bilbao, donde ha colaborado con la empresa IMG Pharma Biotech en la realización de su tesis.
Explorando el mundo de los lípidos
“Me gustaba mucho la ciencia básica y algo que no fuera ‘a gran escala’, por decirlo así, como puede ser un estudio de los efectos sistémicos. Ahí fue cuando me interesé por los lipid rafts. Además, hubo unos años que fueron muy controvertidos y eso, la verdad, es que me atrajo mucho”, señala la investigadora. “Los lípidos son una parte muy pequeña de la célula a la que no se le suele dar importancia y con los que se pueden hacer un screening de fármacos, para ver cuáles de ellos afectan a las proteínas que forman los raft o cuáles de ellos pueden alterar el perfil lipídico de los mismos, entre otras. Ambas son esenciales para la fisiología normal del cerebro, en el caso de mi investigación”. Los rafts están involucrados en numerosas enfermedades, como el cáncer, alzheimer o párkinson, por lo que comprenderlos resulta esencial para avanzar en el conocimiento que se tiene de ellas.
Realizar este estudio junto a una empresa tiene sus ventajas, como es trasladar esa investigación básica y transformarla en una aplicación. En este caso, en una plataforma de screening, término que ya hemos utilizado y que se refiere a un conjunto de métodos y tecnologías empleadas para llevar a cabo pruebas con el objetivo de identificar compuestos, genes, proteínas u otras entidades biológicas que puedan tener ciertas propiedades o actividades de interés.
«En este tiempo me he dedicado a intentar purificar los rafts, una parte muy pequeña de la membrana celular en diferentes condiciones y tipos de células», nos explica. Su objetivo se ha centrado en mantener la estructura de estos rafts tratando de mantener la composición lipídica que tienen en la célula.
Si nos imaginamos que la membrana de una célula es como una sopa, en la que flotan diferentes ingredientes, como lípidos y proteínas, los rafts serían entonces pequeñas áreas donde algunos de esos ingredientes se agrupan, formando zonas un poco más ordenadas y especiales en la membrana. Estos grupos especiales pueden ayudar a las proteínas a comunicarse entre sí y desempeñar un papel importante en el orden y señalización dentro de la célula.
“Si los mantenemos funcionales [a los rafts], consigues ahorrar dinero y, sobre todo, tiempo. Al haber poca variedad de muestra, al hacer un ensayo mediante una técnica estándar, se pierde mucho tiempo. No es difícil logísticamente hablando, pero es muy costosa en términos de horas invertidas”
Los retos que conlleva una tesis doctoral
Al preguntarle a Sánchez sobre los desafíos más complejos durante su doctorado, la investigadora destacó el proceso de escritura. «La redacción ha sido complicada. Al principio, describir resultados y métodos es fácil porque los has completado tú, pero con el tiempo, recuerdas menos de lo que has hecho y los olvidas«, confiesa. Por ello, sugiere mantener un diario de laboratorio de calidad, y para eso se debe organizar la información en el ordenador para facilitar posteriormente el proceso de redacción.
Tras estos tres años y tres meses en los que ha logrado superar en el tiempo mínimo requerido por la universidad la defensa de su tesis doctoral, señala que en este periodo, aprender a aceptar críticas, tener paciencia y resistencia al fracaso, son habilidades esenciales. Recomienda, por otro lado, tomarse esta etapa como un maratón, sin prisas, y elegir un grupo de investigación en el que se esté cómodo. “La importancia de la compañía en el laboratorio es muy grande. Mi consejo es hablar con las personas que ya trabajan o han trabajado en el grupo antes de unirse a él. También es importante contar con cierta resistencia al fracaso y tener mucha paciencia, porque seguro que se va a necesitar en algún momento», enfatiza con una sonrisa.
Una vez finalizado el capítulo del doctorado con éxito, Sánchez ahora tiene por delante un postdoc en su hoja de ruta. Nada más y nada menos que en Texas (EE. UU.), durante un periodo de tres años, en el que contará con la oportunidad de explorar nuevas perspectivas y ampliar su experiencia. Eso sí, con España en el horizonte: “Estoy acostumbrada a vivir fuera, pero cada vez me cuesta más irme y estar lejos de mi casa porque te pierdes cosas del día a día. Mi intención es regresar una ver termine la estancia posdoctoral”, finaliza.
Autoría de las fotos I IBGM CSIC-UVa de Valladolid